Ediciones y manuscritos españoles de Homero y Virgilio

Por desgracia, las bibliotecas españolas no atesoran un gran número de manuscritos de las obras épicas cuyo estudio proponemos. Además, no todos los manuscritos tienen igual valor a la hora de fijar el texto latino o griego de una determinada obra. Por lo general, los manuscritos más modernos suelen ser copias de otros más antiguos y, por las diferencias en el texto entre unos y otros, podemos esclarecer de qué manuscrito antiguo procede otro más moderno, etc., hasta configurar un verdadero árbol genealógico de manuscritos, lo que los filólogos llaman stemma.

Primero conviene conocer los principales manuscritos de Virgilio que han servido para fijar el texto de la Eneida de Virgilio. Igualmente, es preciso conocer los manuscritos homéricos. Si azarosa es la historia de los manuscritos del autor latino, más aún lo es la de los del aedo griego. Entre otras razones, porque a la fijación del texto homérico, escrito en una lengua, la homérica, muy especial desde el punto de vista  filológico, su división y estudio en época helenística, hay que añadir la traducción a numerosas lenguas, incluidos el latín o el árabe. Así, a menudo, las traducciones al castellano u otras lenguas modernas, no se han realizado directamente desde el griego, sino desde el latín. Igualmente, las primeras ediciones impresas de los poemas homéricos que circularon y fueron leídas en los países occidentales durante el Renacimiento, no eran del texto griego sino de su  traducción latina. 

Efectivamente, eran pocos los peninsulares de los siglos XV y XVI que estudiaban griego. Eran más, sobre todo entre el clero, los que conocían el latín. Pero muy pocos los que aún conociendo las lenguas clásicas tenían interés en la lectura de la gran épica clásica. Por lo general los eruditos que conocían ambas lenguas estaban más interesados en las obras relacionadas con los padres de la iglesia, el derecho canónico y, fuera de la literatura cristiana, en oradores, historiadores y filósofos.

Con todo, la intensa relación política, comercial y cultural con Italia, primero del Reino de Aragón y más tarde del resto de reinos peninsulares, extendió entre las minorías ilustradas hispanas un cierto gusto por la posesión de manuscritos y ediciones de los autores clásicos. Nobles y religiosos  hispanos compraron e hicieron traducir manuscritos latinos y griegos para sus bibliotecas privadas e hicieron imprimir, en España y fuera de ella, las primeras ediciones de los clásicos que poseemos.   

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario